Prefacio de de un cambio de era: I

Lo que otrora se había tornado imposible, en esta nueva situación parecía plausible. De alguna manera, se encontraba en una situación completamente diferente a la esperada, y obviamente, no estaba preparado. 

De esa carencia de preparación. De tener que interactuar con los elementos. Con lo que acontece en tu día a día, de una y mil maneras diferentes. Estos escritos se sumergen en cómo los seres racionales se tornan irracionales.

 

Estaba oscuro fuera, aunque dentro no se estaba mal al calor de la calefacción, que socorría ante el gélido viento invernal que trataba de colarse por las ventanas. Oscuro y frío, por describirlo de manera coherente, que era cuasi la misma ambientación que causaba ese tipo de tiempo. 

En cualquier caso, lo relevante es que nuestro sujeto se encuentra disfrutando de su estancia en la realidad de que qué, aunque fuera haga frío, siempre es posible enmascararlo, obviar e incluso, ignorarlo. 

 

No pasaba nada en particular, nada más alejado de lo que siempre la rutina trae y ofrece a los seres que se habían postrado ante ella. No es sumisión, sino una especie de acuerdo por el cual ambas partes se comprometen a la paz (dejando de lado cualquier aspiración superflua o que requiera alejarse de la adorada rutina). Este humano vivía precisamente de esa manera. Y ese tipo de vida, por ende, no traía demasiadas sorpresas.

 

Cada día amanecía igual, o parecido. A veces antes, a veces con más y otras con menos luz. Los pasos a seguir para tener un día 'satisfactorio' eran fáciles, trabajar, obligaciones, casa y dormir. Si acaso algo más, con ocio de por medio, siempre fuera de las 8 rutinarias horas del del 9 a 5 que resonaba de fondo en tantas personalidades.

El hombre que soñaba con la libertad

La puerta se abrió delante de ellos, tardó un poco y de hecho parecía que no tenía ninguna prisa en dejar pasar a los nuevos visitantes que habían tenido la suerte de poder acceder al penal ese soleado día del miércoles.

Ya habían estado y ya conocían los reflejos, las luces y las caras. Pero sobre todo el ambiente y la pesadez del aire que se respiraba en ese centro. No tenía nada de especial no era viejo, no era bonito, no era feo, era simplemente un lugar en la tierra en la que uno sabe que se carece de la libertad y eso, desafortunadamente lo notan incluso los los individuos que temporalmente se adentran entre los muros, puertas, ventanas y barrotes que normalmente rodean este tipo de lugares.

Siguieron  caminando, el patio interior estaba más soleado que de costumbre y para variar los muros eran igual de altos que siempre. No había más nada especial para ver, nada especial por lo que pensar que uno se esté adentrando a un lugar en el mundo que lo hiciese necesario o incluso relevante en cuanto a la historia. No era más que un sitio en el que nadie, nadie querría jamás estar.

Llegaron a la puerta interior, cerrada como de costumbre.La pintura verde de los barrotes, ni demasiado brillante ni ostentosa, como si se tratase de una metáfora de los límites emocionales que ese lugar dictaba sobre todos los humanos. Esperaron a que la puerta se abriera y  les dejaran entrar. Tuvieron la suerte de poder acercarse al lugar al que querían, caminaron por la galería y se acercaron a la puerta que les correspondía. 

Y en ese momento no les quedó más que esperar un poco más. No era una espera incómoda, de hecho, puede que esa espera sea una de las pocas situaciones de expectación positiva que ese lugar tuviera que ofrecer. Puede considerarse incluso una espera satisfactoria si una persona tiene la capacidad de sacar  algo positivo de un lugar de estos

Esperaron y al final como quien espera el agua de mayo, llegó  el compañero, llegó la razón. Llegó a lo que habían venido a hacer. Había sido un viaje largo en un dia largo. Habían sido unos meses extremadamente tediosos no solo para la persona que sonreía frente a ellos,  sino sobre todo para todos esos familiares y entorno. Esos individuos que se tienen que dejar el alma y corazón por esas personas a las que quieren y aman y sin embargo están privadas de esa capacidad tan básica y tan relevante para todos los humanos.

Lo dicho, pese al momento y situación, se trataba de algo que celebrar.

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